Tenerife, isla ciudad

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Los elementos ambientales significativos de la isla de Tenerife

Tenerife -una de las islas centrales de las Canarias- ha venido evolucionando en el último medio siglo hasta llegar a transformar su plataforma costera relativamente llana en un sistema metropolitano altamente urbanizado. Hoy en día, podría asimilarse a una especie de ciudad anular en la que conviven espacios urbanos con zonas de cultivos; todo ello pautado por una estructura viaria potente y una extensa red de barrancos que definen el desagüe territorial.

Entender la forma en que ese espacio geográfico se ha organizado es una manera de atisbar las posibilidades tendenciales de desarrollo futuro en un momento en que el proceso urbanizador casi se ha detenido completamente. Como consecuencia, la población residente apenas ha experimentado variación en la última década e, incluso, ha decrecido sensiblemente en algunos momentos y lugares.

La idea de considerar la totalidad de la isla de Tenerife como una ciudad o sistema metropolitano integrado me surgió en un momento en que se producía una efervescencia notable del proceso urbanizador en este territorio atlántico. Acabé publicando en 1992 en el periódico local La Gaceta de Canarias un artículo al respecto, que se titulaba “La isla es una ciudad” (Se puede encontrar una transcripción literal del artículo aquí: “Retorno a la isla ciudad.).

En esa pieza periodística explicaba la funcionalidad global del espacio insular como una especie de aglomeración urbana que había venido ocupando paulatina y progresivamente toda la ladera costera de la isla alrededor de su espacio central boscoso y presidido por la cumbre del pico Teide que alcanza casi los 4.000 metros de altitud.

Si se intenta explicar la forma geográfica de la isla surge la imagen de una pirámide formada por tres caras o vertientes: la norte, la sur y la oeste. En su centro se yergue la cumbre del Teide estableciendo el vértice del cual parten las líneas o crestas divisorias. Al extremo Noreste se encuentra el espacio escarpado de Anaga surcado por numerosos barrancos  que evidencian su antigüedad geológica. Tras Anaga hacia el oeste existe una ladera de pendiente relativamente tenue que culmina en la planicie de La Laguna, un lugar que contaba con las mejores condiciones topográficas para ser el sitio fundacional y de asentamiento primero de la colonización. Bajo el pico del Teide hacia el norte está la depresión del valle de La Orotava que es otra planicie inclinada que presenta una mayor pendiente que la anterior. Al Noroeste, está el espacio de Teno con grietas que se abalanzan rápidamente hacia el mar y que constituye la zona de volcanismo más reciente. Finalmente, al sur se despliega otro pequeño valle entre montañas que enmarcan una ladera relativamente horizontal: es el valle de Güimar que ha supuesto otro ámbito insular en el que también se han venido disponiendo históricamente algunos asentamientos dispersos. El resto de las vertientes sur y oeste de la isla presentan una configuración geográfica difícil, surcadas por numerosos barrancos y escarpes excepto en la zona de la costa del Silencio. Ello, junto a la extrema aridez del terreno, ha hecho que haya sido desechada para el asentamiento humano hasta fechas muy recientes.

La isla de Tenerife ha formado una unidad administrativa hasta principios del siglo XIX, época en la que se constituyen los municipios. En un primer momento el reparto de la propiedad del suelo se realizó mediante títulos otorgados por el gobernador de la isla en aquellas partes que se consideraron propicias para el desarrollo de una agricultura de subsistencia y una precaria economía exportadora. basada en la producción de cultivos susceptibles de venta al exterior: azúcar, vino, cochinilla y, finalmente, plátano en el siglo XX.

La divisoria administrativa en municipios se produjo tomando como referencia elementos geográficos claramente definidos, como son los barrancos y crestas más significadas. En muchos casos ello se realizó tras un acuerdo entre los representantes de los distintos núcleos habitados, en un proceso que aun no ha acabado de precisarse definitivamente.

La isla tiene una presencia significativa de masas forestales, sobre todo en su vertiente norte. Tanto en Anaga como en la parte alta de los municipios que conforman la cara septentrional existen bosques de pinares y de flora endémica exclusiva de los archipiélagos macaronésicos: el llamado monte verde o laurisilva que se concentra en los extremos al Este y al Oeste de esa ladera al Norte.

En las vertientes al sur y al oeste existen también pinares significativos pero con un carácter más abierto y disperso. Ahí, las plataformas costeras cuentan con otro tipo de vegetación que responde a un mayor soleamiento y aridez. En los espacios más próximos a la costa la presencia de las especies asociadas a la Tabaiba y el Cardonal son predominantes.

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El trazado de la autopista Sur de Tenerife en 1980
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Como consecuencia de las condiciones topográficas, el soleamiento, las brisas, la presencia de vegetación y la disponibilidad de agua se ha organizado historicamente y al principio el proceso de asentamiento, y luego la urbanización con un predominio de determinadas zonas.

El modelo territorial ha quedado así conformado por la localización de la población en tres espacios principales: la ladera y planicie entre el puerto de Santa Cruz y La Laguna; los núcleos integrados en el valle de La Orotava; y, por último, el arco conformado al suroeste entre los núcleos de Granadilla y Adeje que toman como eje estructurador la reciente autopista TF-1.

Actualmente, el espacio metropolitano en torno a Santa Cruz y La Laguna agrupa a 400.000 personas. Una segunda área de concentración poblacional se sitúa en el enclave definido por los núcleos urbanos situados en el valle de La Orotava con una población que supera ya los 130.000 habitantes. Por último el tercer enclave metropolitano de importancia se sitúa en la plataforma al suroeste, entre Adeje y Granadilla, y, ahí, se agrupan numerosos ámbitos de concentración urbana que se aproximan ya a los 200.000 habitantes. En este último caso, hay que tener en cuenta también la fuerte presencia de población flotante con una oferta de plazas alojativas que supera las 100.000 unidades.

Hacia 1940, en la isla se había consolidado una incipiente red de carreteras y caminos rurales que se polarizaba hacia la zona metropolitana de Santa Cruz y La Laguna. Como se refleja en determinada cartografía de la época, el sistema viario se prolongaba por el norte hasta Icod de los Vinos y Garachico, conectando todos los asentamientos a media pendiente, como Tacoronte, Santa Úrsula, La Orotava e Icod. Mientras por el Sur, un difícil trazado viario que partía desde el cruce de La Cuesta para llegar solamente hasta Fasnia, pasando por San Isidro y Güimar,. Tan difícil era entonces el acceso por tierra de los pequeños núcleos habitados del Sur que sus habitantes preferían conectarse por mar con la capital. Y como consecuencia, la ladera Oeste tenía más relación con la isla de La Gomera que con otras zonas de la propia Tenerife.

Todo esto cambiaría hacia 1970, cuando se acrecienta el desarrollo turístico del espacio insular de una manera fulminante. Es el momento en que el núcleo del Puerto de la Cruz en el valle de La Orotava experimenta un florecimiento sin precedentes sobre la base de algunas instalaciones de acogida y hospedaje anteriores, como los hoteles Taoro y Marquesa. Es el momento en que se desarrolla la pequeña península de tierra de Martíanez como una especie de espacio en miniatura de torres aisladas orientado al albergue del incipiente flujo de visitantes.

La perspectiva de unas mejores condiciones en la plataforma suroeste en torno al valle de San Lorenzo -y la voluntad política de lograr una puesta en valor de esa parte de la costa insular- hizo que el modelo territorial dedicado al turismo tendiera a su basculación hacia esa nueva área no utilizada hasta entonces desde una perspectiva económica y de desarrollo funcional.

Hoy, en día, el espacio situado al Suroeste se ha consolidado como un lugar dedicado predominantemente a la industria alojativa, al ocio y al entretenimiento de visitantes procedentes de Europa. con varios decenas de miles de plazas disponibles hoteleras y extrahoteleras.

Siguiendo el esquema propuesto en 2005 por el Eje Trans-Insular de infraestructuras de Transporte, en la isla de Tenerife se ha venido construyendo un sistema de accesibilidad, caracterizado por la hegemonía del vehículo privado. Dicho esquema se caracteriza por una disposición anular de autopistas que adquieren una mayor capacidad en determinados segmentos, como el arco que se sitúa en torno a La Laguna y Santa Cruz.

La programación temporal para la conformación final de dicho esquema se ha caracterizado por la segmentación en partes diferenciadas de las que aún quedan por concluir todavía partes significativas al Oeste y al Norte. Son los tramos entre Santiago del Teide y el Tanque e Icod y Los Realejos, cuyos costes son muy altos debido a las dificultades topográficas y la alta presencia de valores ambientales significativos para los que se propugna su conservación radical.

En los últimos años, se vienen explorando alternativas conducentes a la sustitución de la hegemonía del vehículo privado en el transporte de personas. Para ello, se ha realizado un esfuerzo notable de planificación y proyecto de dos líneas de tren. La primera conectaría los enclaves al sur con el área metropolitana y la cabecera administrativa en Santa Cruz. Un segundo segmento enlazaría desde La Laguna con los núcleos principales de la vertiente Norte en un trazado paralelo a la actual autopista TF5.

Hacia el exterior, Tenerife cuenta con algunas infraestructuras muy potentes dedicadas a las conexiones de mercancías y pasajeros, tanto entre islas como en conexión con ciudades africanas, europeas e, incluso, americanas. Son los puertos de Santa Cruz y de Los Cristianos. También existen dos aeropuertos con enlaces internacionales: el primero en los Rodeos junta al área metropolitana principal; y un segundo, denominado Reina Sofía, en uno de los extremos de la plataforma urbana suroeste. Estos dos aeropuertos insulares mueven hoy un volumen anual de pasajeros cercano a los 14 millones.

Existen también algunos puertos de menor rango como el de Garachico en el norte y Los Abrigos en la punta más al sur de la isla.  Actualmente, están en proyecto varias infraestructuras nuevas (y, en algún caso, con construcción avanzada) que tratan de resolver los problemas de congestión que se empiezan a producir en las infraestructuras más consolidadas. Los más importantes son los de Granadilla, orientado a mercancías, y el de Fonsalía en el extremo Oeste, pensado para la comunicación con las islas más occidentales del archipiélago.

Las principales dotaciones colectivas al servicio de la población se sitúan en el entorno del área metropolitana de Santa Cruz y La Laguna. Ahí existen además importantes elementos administrativos y las sedes de las principales instituciones políticas. Tanto el Parlamento de Canarias como el edificio del Cabildo, institución de gobierno insular, se han consolidado en Santa Cruz de Tenerife. El municipio de la Laguna es sede de una de las cuatro universidades existentes en la región que cuenta con más de veinte mil alumnos.

También en el área metropolitana se agrupan las principales instituciones culturales y museísticas. Como es el caso del Auditorio Adán Martín, el Teatro Guimerá, Tenerife Espacio de las Artes y el Museo de la Naturaleza y el Hombre. El Museo Insular de Historia de Tenerife en La Laguna y el Municipal de Santa Cruz de Tenerife muestran otros aspectos relevantes de la cultura insular. Los municipios de La laguna y Santa Cruz albergan otras numerosas instituciones públicas que tienen también una relevancia a estos efectos.

El Parque Nacional del Teide representa el mayor atractivo insular como pieza de alto valor ecológico y paisajístico. A este espacio natural acceden varios millones de personas cada año para recorrer y visitar sus sitios más emblemáticos. Dos instalaciones de acogida y entretenimiento se constituyen también en los atractivos de ocio más importantes de la isla: Loro Parque y Siam Park que atienden conjuntamente a varios millones de visitantes anualmente. Finalmente, en la zona de las Américas se ha implantado el centro de eventos y congresos Magma que ha aumentado notablemente la oferta cultural y de servicios en la gran ciudad turística allí consolidada.

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Tenerife. Localización de la residencia, el empleo y la oferta alojativa

Con sus 900.000 habitantes y sus 150.000 plazas alojativas, la isla de Tenerife se ha consolidado como un espacio metropolitano insular altamente competitivo, que se inscribe en una región ampliamente urbanizada y fuertemente conectada con el exterior.

Cuenta con numerosos atractivos e infraestructuras de alta capacidad, un entorno legal, de seguridad y de servicios similar al de las regiones avanzadas del planeta, lo que convierte a la isla en un espacio de ata capacidad de desarrollo económico.


El próximo mes de Mayo se va a celebrar en Tenerife un Encuentro Internacional dedicado a compartir experiencias sobre los sistemas insulares metropolitanos en el que participaran expertos de Unesco, Mauricio, Malta, Reunion, Madeira y Canarias.

Puedes encontrar más información sobre este evento aquí: INTERMEDIATE URBAN ISLANDS INFLUENCE

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