Hawai’i 2050. Un futuro posible en el Paraiso

 Resort Hyatt Regency en la isla de Kauai. Walt K, Flickr
 
El 22 de Septiembre de 2007 se ha presentado el primer borrador del Plan HAWAI’I 2050 en la Cumbre para la Sostenibilidad de ese archipiélago polinesio. Este hito inicia la última fase para la aprobación de su nueva estrategia de progreso humano, cuyos análisis y propuestas llevan debatiéndose más de 2 años.
 
El estado de Hawaii afronta actualmente una crisis en su modelo de desarrollo basado en el turismo y la agricultura de exportación que se refleja en unas expectativas nada halagüeñas y la detección de importantes amenazas para su sostenibilidad en el futuro. Estos hechos han llevado a las autoridades estatales a iniciar un importante proceso de reflexión sobre cuales son las alternativas para garantizar una viabilidad a ese territorio idílico situado en el norte del Pacífico.
Las islas de Hawaii
albergan a una población de 1,3 millones en 2005, en una superficie de 16.800 kilómetros cuadrados y recibieron 7,5 millones de visitantes en 2006. La mitad del territorio está protegido para el mantenimiento de los ecosistemas naturales y la protección del paisaje mientras que otro 45 % está reservado exclusivamente para las actividades y usos agrícolas. El turismo de masas ha transformado algunas islas como Oahu, donde se encuentra el área metropolitana de Honolulu, para llevar a cabo enclaves caracterizados por una alta concentración de edificación residencial, centros comerciales, hoteles gigantescos y una importante presencia de segundas residencias turísticas e instalaciones de tiempo compartido.
Hawai’i ha sido uno de los pocos territorios de la unión americana que se planteo, desde los inicios de su incorporación a los Estados Unidos en 1959, llevar a cabo una ordenación completa de los usos del suelo de las islas en el denominado
Hawai’i State Plan, concebido a comienzos de los años 70. El objetivo central de aquel Plan Estatal consistía en la transformación de esas islas en un destino turístico de primera clase a nivel mundial y, al mismo tiempo, garantizar una adecuada protección de los bienes naturales y los recursos culturales preexistentes.
En la situación actual, el archipiélago hawaiano a partir de los vertiginosos cambios experimentados globalmente en los últimos años, afronta problemas de todo tipo, tal como señala el
Issue Book, especie de diagnóstico territorial que acompaña a la propuesta para HAWAI’I 2050. Entre ellos, cabría destacar el deterioro acelerado de las infraestructuras, las dificultades para acceder a la vivienda, la extrema vulnerabilidad frente a un mercado energético global cada vez más volátil y caro, la posible interrupción del suministro de bienes alimenticios esenciales, un potencial aislamiento derivada de factibles dificultades en el transporte de pasajeros, el incremento acelerado de visitantes y residentes y la traducción final de todos estos problemas en una amenaza creciente sobre los frágiles ecosistemas insulares.
El planteamiento operativo para la definición de una perspectiva para el futuro se ha planteado en este caso, desde la necesidad de involucrar realmente a la población en los objetivos de sostenibilidad territorial. Para ello, la elaboración del Plan ha partido de la búsqueda de la participación social a toda costa. La herramienta básica para su instrumentación está siendo la consulta a todos los niveles de la comunidad. Según es constatable, se ha consultado en primer lugar a diferentes expertos de áreas diversas del conocimiento y a múltiples líderes empresariales locales; en segundo lugar, se ha llevado a cabo una encuesta de amplío espectro entre la población sobre cuales son las cuestiones, prioridades y recomendaciones de cara al futuro. Finalmente, se han producido numerosos encuentros, debates y discusiones en muchos lugares de aquellas islas y con carácter previo a la formalización de la
estrategia territorial hacia HAWAI’I 2050.

El resultado de esta prospección que ha servido de soporte a la formalización del borrador del Plan ha arrojado resultados curiosos. El 80 % de la población es partidaria de un esfuerzo de reciclaje masivo en la recuperación de los desechos. Porcentaje similar alcanza la demanda para una mejora efectiva de la educación y la preocupación por conseguir una formación de calidad a todos los niveles como mejor estrategia para garantizar un futuro mejor. La consecución de la independencia energética y la autosuficiencia alimentaria del archipiélago, incluso si suponen un mayor coste económico, son otras cuestiones que tienen un apoyo social muy alto.
Pero lo más sorprendente es la constatación generalizada de una mayor responsabilidad colectiva de los hawaianos en los objetivos para una sostenibilidad real. Por ello, el borrador final ha hecho un énfasis extremo en la necesidad de extender una ética común para la sostenibilidad y su incorporación a las estrategias para el desarrollo de cada habitante del archipiélago.
Las propuestas concretas ya avanzadas parten de criterios sumamente prácticos que nada tienen que ver con las que se acostumbran en el entorno europeo, caracterizado por una confianza excesiva en la extensión de la legalidad y la burocracia. Señala el diagnóstico que acompaña al primer borrador que presentar un documento creíble para el desarrollo de una planificación verosímil es relativamente fácil en comparación con tomar las difíciles decisiones que son necesarias para lograr realmente un espacio sostenible de verdad.

Honolulu skyline. Mastery of maps, Flickr

Desde esta perspectiva y respecto a las posibilidades económicas, se señala que el turismo en Hawai’i es una industria madura de la que no es posible esperar que sea un motor básico del desarrollo en el futuro. Como alternativa, se ha considerado que la mejora extensiva y cualitativa de la capacidad educativa debe ser el instrumento básico para estimular el talento y la capacidad de liderazgo que conduzca a una nueva sostenibilidad económica.
Respecto al crecimiento poblacional se señala que el concepto de capacidad de carga no es un indicador fiable en absoluto, puesto que varia dinámicamente en relación con el desarrollo de las infraestructuras y que su cálculo no se puede determinar actualmente de una manera razonada. El envejecimiento de la población podría ser a este respecto, un factor más importante que la estimación del número total de residentes.
En lo que se refiere a las necesidades energéticas, Hawai’i quiere apostar por la masiva extensión del uso de tecnologías basadas en recursos renovables, no dependientes de los combustibles fósiles, así como en la mejora de la eficacia y el ahorro. Con ello se pretende reconciliar el objetivo de disponer de energía suficiente con la preservación territorial y la garantía de contar con capacidad local energética extensible a las futuras generaciones
Uno de los elementos centrales de la estrategia es la acción efectiva sobre la capacidad para la producción agrícola destinada al autoabastecimiento. Aquí se señala que el 80% de lo que se consume en la situación presente en ese archipiélago debe de importarse y que no es posible un suministro completo de alimentos para la población a partir de la completa disponibilidad de las tierras capaces existentes en el archipiélago y que, hoy en día, se destinan masivamente a la agricultura de exportación. Por ello, lo que proponen para alcanzar la mayor autosostenibilidad posible, consiste en la masiva puesta en cultivo de la totalidad del terreno ya utilizado, la incorporación efectiva de una cantidad de suelo similar al que se trabaja actualmente y la transformación de la producción agrícola hacia la diversificación de productos agrarios para el mantenimiento de la población local, reduciendo la agricultura de exportación.
A este respecto, se señala que aunque los costes no sean competitivos frente a la importación generalizada de alimentos, se debe apoyar la sustitución de cultivos con el objetivo de preparar al territorio frente a situaciones de emergencia alimentaria derivadas de una posible escasez de energética en el transporte o cualquier dificultad similar.
Otras cuestiones que se establecen en el borrador del Plan, para un uso más eficiente del espacio territorial disponible, tienen que ver con el manejo de los suelos urbanos que solo afectan a un 5% de la superficie global. Para ello, se propone establecer criterios de compactación de la edificación evitando el despilfarro de suelo a toda costa, la promoción de una urbanización verde entendida como generación de sistemas autosuficientes y, posiblemente cerrados a los efectos energéticos, de gestión de residuos, agua y de amplía diversidad de usos más allá de los estrictamente residenciales. La fuerte protección de las áreas para la recarga de acuíferos, el mantenimiento de los hábitats de especies nativas y el control radical de las transformaciones del suelo rural son, finalmente, otros de los objetivos de la estrategia de sostenibilidad que se trata de implementar en el archipiélago de Hawai.
Todo ello, se va a acompañar con el establecimiento de una serie de indicadores parciales muy selectos y fácilmente comprensibles por la población que puedan establecer una medida clara del cumplimiento de los objetivos globales y que confluirían en un índice global, o Paradise Index, que medirá el acercamiento o alejamiento respecto al objetivo de mantener una teórica situación paradisíaca de este archipiélago del océano Pacífico.
Una frase muy significativa del espíritu de trabajo que anima a los promotores de HAWAI’I 2050, incluida en la documentación pública del Plan, es que para las tareas que se proponen, lo que se precisa son personas que resuelvan efectivamente los problemas que se deben afrontar y no aquellos que rápidamente señalan nuevos y más variadas dificultades. La máxima preocupación de los mentores de esta estrategia, la denominada Fuerza de Choque (Hawai’i 2050 Sustanaibility Task Force), estriba en lograr un documento vivo y sintético que no se transforme en otro mamotreto para rellenar las estanterías de las oficinas de las instituciones públicas locales.
Esta relación de cuestiones nos suena terriblemente próxima a los canarios, como si vislumbráramos otro universo posible al otro lado del espejo. Mientras en Canarias, se vive en una cómoda modorra subvencionada desde Europa, otros territorios están tratando de posicionarse inteligente y eficazmente ante las amenazas y retos que, de una manera ineluctable, se tendrán que afrontar en el futuro no muy lejano.

5 comments to Hawai’i 2050. Un futuro posible en el Paraiso

Leave a Reply