EDIFICIOS RESIDENCIALES

Organización del módulo característico de la Unité de Habitation de Le Corbusier
Una gran parte de la gran masa edificada de la ciudad está dedicada a la residencia. Este hecho incontrovertible ya lo reseñaba hace cuarenta años el arquitecto italiano Aldo Rossi en su conocido libro La arquitectura de la ciudad. De acuerdo a esta constatación, los espacios urbanos metropolitanos están formalmente definidos por edificios residenciales mientras que una ínfima parte de lo construido pertenece a la arquitectura monumental que, junto a la ordenación de la urbanización y el paisajismo, establecerían la idiosincrasia específica de los lugares.

El énfasis contemporáneo en el espectáculo ha motivado que los arquitectos pretendan constantemente realizar obras singulares o diseños pretendidamente revolucionarios. Sin embargo, la posible combinatoria tipológica de la edificación residencial es francamente escasa, pues no existen más allá de una docena de posibilidades combinatorias realmente diferentes relacionadas con los tipos residenciales. El retorcimiento formal de la vivienda -en aras de una diferencia mal entendida- ha conducido a una forma actual de la ciudad llena de inserciones discordantes y cacofónicas.
La arquitectura de la residencia queda definida en un primer lugar por la manera en que se estructura las relaciones humanas y colectivas próximas. La organización sociológica de la familia es un concepto que ha evolucionado históricamente. Desde la familia extensa, inclusiva de numerosos parientes y allegados, más allá de los padres e hijos, hasta los hogares individuales y las familias monoparentales, la forma de vida en común ha experimentado transformaciones radicales a lo largo del siglo XX. Pero la concepción mercantilista de la residencia ha centrado el producto ofertado en una idea familiar estándar, consistente en dos padres con uno o varios hijos. Partiendo de esta base estandarizada de la residencia, se podría hacer una división taxonómica tentativa sobre cuales son las formas habituales de la residencia y se comprueba que la versatilidad real es sumamente escasa en los tipos de agrupación de las viviendas residenciales que definen la arquitectura de nuestras ciudades.

Distintos ejemplos de ordenación de la vivienda unifamiliar aislada y adosada 

Una primera clasificación de la residencia distinguiría entre edificios unifamiliares y colectivos y dentro de éstos últimos, aquellos dedicados a la estructura familiar convencional y aquellos otros orientados a situaciones especificas que podríamos considerar también como residenciales como los hoteleras y comunitarias. La organización comunitaria de la vida colectiva se ha relacionado históricamente a situaciones anómalas, como por ejemplo, las utópicas de los fourieristas o las inspiradas directamente en el colectivismo de la propiedad. Estos últimos sistemas de organización han dado lugar a edificios residenciales singulares como el famoso Falansterio o el inmueble Narkofin de inspiración constructivista, obra del arquitecto soviético Moisej Ginzburg.
Un elemento que constituye claramente un factor esencial en la diversidad de la forma tipológica de la edificación residencial es la disposición de los elementos de comunicación y acceso. La situación de escaleras y ascensores establece la pauta básica de organización de la arquitectura orientada al albergue familiar. Otras cuestiones que tienen también una influencia relativa en las posibilidades de desarrollo y variedad de la arquitectura familiar son, lógicamente, la geometría de la parcela, el tamaño superficial, el frente existente hacia las calles, etc.
Parecería que la forma inicial de organización residencial en la ciudad es la que corresponde a los conglomerados de viviendas unifamiliares, aisladas o adosadas lateralmente, utilizando la terminología que ya he señalado en un texto anterior. A medida que la urbanización evoluciona hacia situaciones más complejas aparece la construcción de arquitecturas multifamiliares, como fue el caso de las famosas insulaes de la Roma imperial, edificios de múltiples plantas superpuestas que convivían con las domus patricias.
La vivienda unifamiliar contemporánea es un campo de experimentación notable, sobre todo cuando el edificio se organiza aislado y en parcelas con una superficie extensa. Sin embargo, en la práctica el prototipo de vivienda aislada que ofrece normalmente el mercado inmobiliario suele quedar reducido a unas pocas variaciones sobre unas mismas organizaciones en planta.
Un sistema que se ha impuesto como solución intermedia entre las viviendas completamente aisladas y la edificación colectiva consiste en el adosamiento en hilera. Esto ha dado origen desde la mitad del siglo XX a desarrollos unifamiliares masivos con una densidad media alta. Un tipo de ciudad que se ha prodigado mucho en los países desarrollados, sobre todo en Europa. En esta línea, un planteamiento innovador del adosamiento es el que supuso en su momento la agrupación de viviendas Kingo en Fredensborg de 1963, obra del maestro del movimiento tardomoderno danés, Jorn Utzon. En ese caso, unidades de vivienda con patio privado se abren a un espacio privado común ajardinado que se sitúa en transición con el espacio abierto circundante. Una solución que ha sido copiada hasta la saciedad en multitud de urbanizaciones turísticas alrededor de un campo de golf o, en un ejemplo más reciente, en la extravagante isla Palm Jumeirah de Dubai City.
Plantas de las casas-patio en Fukuoka de OMA y Rem Koolhaas
Ordenación de las viviendas turísticas en Sancti Petri. Cruz y Ortíz, arquitectos
Las soluciones de vivienda con patio es una forma de hábitat muy inteligente, que es característica de la cultura latina en torno al Mediterráneo y que, sin embargo, ha sido rechazada inexplicablemente en la generación de formas residenciales contemporáneas. Ejemplos recientes e interesantes de agrupaciones de viviendas en patio los ofrece el grupo realizado por Rem Koolhaas y OMA en 1990, para el barrio Nexus, en la ciudad japonesa de Fukuoka o el conjunto turístico desarrollado en Sancti Petri, Cadíz por los arquitectos sevillanos Cruz y Ortiz y terminadas en 1992 con escaso éxito comercial.
Ejemplos de organización de edificios residenciales colectivos adosados lateralmente
Las viviendas agrupadas colectivamente en altura y con adosamiento continuo lateral es el sistema más habitual de formalización de la residencia en las ciudades europeas y latinoamericanas. En este caso, las posibles organizaciones en torno a la escalera, y más recientemente en relación a los ascensores, son bastante reducida. Se pueden encontrar variantes con dos, tres y cuatro viviendas por rellano, siempre y cuando tengan fachadas exteriores e interiores, en este último caso. El recurso a los múltiples patios para la ventilación e iluminación es casi siempre una obligación para garantizar unos mínimos de habitabilidad de los espacios interiores y al mismo tiempo, realizar un aprovechamiento masivo del caro suelo disponible.
Los retranqueos de las fachadas respecto a las alineaciones frontales e, incluso, la generación obligatoria de lienzos posteriores alineados y continuos, constituyen una renuncia a una cierta edificabilidad que suele mejorar considerablemente la forma urbana resultante así como la calidad habitable de las viviendas.
La edificación colectiva en bloques y torres tuvo un éxito considerable después de la 2ª Guerra Mundial, en un desarrollo consecuente de las ideas del Movimiento Moderno y la Carta de Atenas. Aportaron unas condiciones higiénicas y de ventilaciones muy adecuadas, al mismo tiempo que permitieron una mayor intimidad de los espacios cotidianos así como el acceso a vistas sobre el paisaje lejano de la ciudad, impensables en las tramas urbanas convencionales.
Variaciones sobre la torre con cuatro viviendas por rellano
No obstante, el empleo masivo de este grupo de tipos residenciales para satisfacer las fuertes necesidades de vivienda popular, sin plantearse ningún otro tipo de consideraciones sociales y colectivas, ha generado su identificación social como una forma espacial ligada a la pobreza y a la marginación, generando un desprestigio del que no es directamente responsable la forma edificada.
El bloque de edificios con viviendas en duplex accesibles a través de largos pasillos es el prototipo del lugar de la inseguridad y de las patologías relacionadas con la pobreza que también ejemplifican los barrios desarrollados en la segunda mitad del siglo XX en Gran Bretaña. Algo parecido ocurre con las torres de vivienda colectiva en gran altura dependientes de ascensores, cuyo mantenimiento suele estar en entredicho por las dificultades cotidianas para una gestión y organización común de los vecinos. Es el caso, éste último, de la forma urbana característica de la Banlieue parisina.
Existen numerosos ejemplos de vivienda colectiva aislada en bloque o torre ejemplares, de los que señalaría algunas experiencias pioneras notables como la
Unité de Habitationde Marseille de Le Corbusier realizada en 1952, con su ingenioso sistema de duplex pasantes o las dos torres de apartamentos de Lake Shore Drive en Chicago, proyectados por Mies van der Rohe en 1962. Más recientemente, llama la atención el potente experimentalismo desarrollado en los Paises Bajos que ha conducido a la producción de propuestas tentativas curiosas como el conjunto de viviendas Chassé en Breda, diseñado por el arquitecto Xaveer de Geyter y terminado en 2001.
Interpretación de algunos ejemplos en bloque y torre. A la izquierda, organización en duplex con pasillo lateral de acceso colectivo. Centro la torre de Geyter. Derecha, planta tipo de los apartamentos de Lake Shore Drive.

En nuestros días, existen dos fuerzas en tensión que actúan delimitando las posibilidades del diseño residencial. Por un lado, una creciente normativa dedicada a la exigencia de unos mínimos estándares y, por otro, un excesivo efectismo en la búsqueda de renovadas soluciones habitacionales.
La necesaria normativa para el control de determinados aspectos espaciales ha mutado hacia un burocratismo excesivo que controla la ordenación de todo tipo de aspectos espaciales, elementos constructivos y tecnológicos en una deriva que, como mínimo habría que calificar como aberrante. Se establece hasta el último detalle de las características y condiciones de la vivienda sobre la base de una esquematización extrema de las formas de agrupamiento familiar. Con la reciente aparición del denominado Código Técnico de la Edificación en España, se ha llegado a exigir el espacio mínimo que se deben tener en las cocinas para los cubos en un loable intento de garantizar un reciclaje adecuado de la basura generada que evidencia, no obstante, una desconfianza administrativa extrema.
Por otra parte, la orientación del mercado hacia la permanente oferta de novedades junto a la creciente espectacularización de la arquitectura, ha convertido el campo de la vivienda en una sucesiva parada de los monstruos. Los esfuerzos de las revistas profesionales junto a la ilusión de los estudiantes y profesores universitarios por encontrar nuevas soluciones residenciales contribuyen a este esfuerzo de renovación ficticia de las formas superficiales de la vivienda que no entran en las verdaderas raíces transformadoras.

El espacio urbano resultante en la propuesta para Chassé Terrain en Breda diseñada por OMA en 2001. Foto: Kristo, Flickr

La realidad es que los tipos arquitectónicos ligados a la residencia presentan muy pocas variantes respecto a su organización en planta. Por ello, los arquitectos deberían asumir humildemente este hecho y concentrarse en lograr una mejora real de la calidad de los aspectos asociados a la tecnología aplicable y valorar el respeto al lugar urbano en el que se sitúan los edificios para conseguir unas inserciones desapasionadas de la vivienda en la ciudad. En este campo son vanos los intentos de conseguir monumentos espectaculares en cada obra de arquitectura.

El croquis de la ordenación residencial Kingo en Fredensborg de Jorn Utzon

Una urbanización de viviendas unifamiliares característica. Hampstead Garden Suburb. Raymond Unwin y Barry Parker. Foto: Federico G. Barba

5 comments to EDIFICIOS RESIDENCIALES

  • Estimado Federico
    Muchas gracias por tu vínculo a mi blog y felicitaciones por el interesante y completo análisis tipológico de la vivienda.
    A propósito, uno de los edificios que más me llamó la atención en España fue el Mirador de Sanchinarro, donde las tipologías están ensambladas formando “barrios” en el mismo edificio.
    Me gustaría mucho saber tu opinión al respecto.
    Un cordial saludo.

  • A tu excelente resumen sólo le añadiría una cosa que, desde el punto del urbanismo, me interesa particularmente y que, en parte, responde a la duda de Carlos Zeballos sobre Sanchinarro (aunque no precisamente respecto al edificio de MVRDV con otros problemas distintos). Me refiero a las implicaciones que para el funcionamiento de la ciudad se producen con la existencia de los llamados patios mancomunados cerrados, también de las zonas de equipamientos privadas, o de los barrios privados o semi-privados, donde sólo se producen interacciones “entre iguales”, dividiendo las ciudades en pequeñas islas interiores, todas separadas entre sí y que impiden una auténtica vida urbana.

    Estoy de acuerdo contigo que las posibilidades de variación en la tipología de la vivienda son muy pequeñas y, probablemente, se pueden abordar en un sólo curso de Proyectos. Aunque hay profesores que deben pensar que ni tan siquiera un curso es necesario. En mis cinco años de Proyectos jamás me pusieron como ejercicio el diseño de una vivienda. Eso sí, me parece que hice tres ciudades universitarias, un auditorio y un complejo socio-cultural. Aunque ahora todavía no estamos como para echar cohetes pienso que algo hemos debido avanzar desde entonces. Aunque viendo el resultado de Sanchinarro no estoy demasiado seguro.

  • En este sentido, recuerdo que durante la carrera, estudiaba las soluciones tipológicas de los edificios de viviendas de J.A. Coderch y me daba cuenta de lo lejos que estaban de lo que nos enseñaban en la escuela. “No son genios lo que necesitamos” decía este arquitecto, parece mentira el valor que toman estas palabras en el panorama actual, donde se ha perdido en gran medida el verdadero “oficio” del arquitecto.
    Ahí quedan ejemplos vivos como las Cocheras en Sarriá, las viviendas Urquijo…verdaderos organismos apoyados en una fuerte reflexión sobre el ser humano. Reflexión ésta, que no se puede resumir en unas cuantas palabras vacias como pliegue, apilamiento o contradicción…

  • Anonymous

    “No son genios lo que necesitamos” decía Coderch.. quiere decir entonces que el sabía lo que necesitamos, puede ser que pensara que lo que necesitábamos era mas Coderch. Este razonamiento esta cargado de demagogia, pero puede ser cierto. A donde quiero ir, la arquitectura es tambien negocio, y el negocio son encargos, son entrevistas y libros que te sitúan en el mercado. Esto es asi aqui y en pekin, hoy y en el renacimiento. Las lecciones de moralidad tomalas de quien conozcas, pq ser buen arquitecto no significa ser buena persona. Y que quede claro que esto no lo digo por Coderch

  • Hola anónimo.
    Según se mire, todo en esta vida es “demagogia”, cosas del leguaje.
    Más allá del ego de cada persona y sin entrar en lecciones de moral, que cada uno las coge de donde le apetece; a raíz de los comentarios de los compañeros, mi reflexión, era la siguiente:
    Sin descubrir nada nuevo, pienso que el tema de la vivienda colectiva es de una importancia capital para la sociedad y, por tanto, para los arquitectos. En este sentido, mi opinión es que, en las escuelas, se pasa muy por encima de este campo de acción.
    Teniendo en cuenta que los proyectos académicos no son un “negocio” (así lo espero), no haría falta hablar mucho (=demagogia), ya que los ejercicios deberían defenderse por sí mismos o con pocas palabras.
    Tampoco, en los objetivos de los mismos, deberían primar museos de todo tipo, exageradas mansiones, aeropuertos o grandes infraestructuras.
    Parafraseaba a Coderch, porque creo que los genios no se pueden “fabricar” en las escuelas.
    Critico los discursos especialmente propensos a toda clase de ligerezas en pro de “La idea de proyecto”, esa idea feliz y genial que lo resuelve todo, olvidando las verdaderas herramientas e instrumentos propios de esta profesión.
    Mi sensación es que en las asignaturas de proyectos te enseñan a ser un arquitecto estrella y un buen comercial (y una terminología que me causa cierto estupor) y luego, el “oficio” lo aprendes a base de darte tortas en el mundo real. ¿No sería mejor al revés? Que te enseñaran el día a día de tu futura profesión y que luego, según tu valía personal, y con mucha suerte, llegaras a…“genio”.
    “Los genios son acontecimientos, no metas o fines”. Supongo que habrá que reconocer nuestros propios límites, para trabajar sin complejos y ser útiles a la sociedad. Creo que en la arquitectura se debe promover un debate intelectual, pero de otro carácter, mucho más serio y responsable.
    Habría que hacer más hincapié en la arquitectura propia de nuestra tierra que posee valores importantísimos y que no deben ni pueden perderse, porque son verdaderos y funcionan. También creo que habría que prestar más atención a la arquitectura que aquí se hace, en muchos casos de gran interés, pero infravalorada en favor de otras, muchas veces de escaso valor, que nos llegan de fuera por medio de revistas y otras publicaciones.
    Así, apoyándonos en firmes y sencillos conocimientos fundamentales, sin mirar demasiado lejos y paso a paso, podría resurgir una nueva arquitectura, una arquitectura correcta.

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