IL PROGETTO LOCALE

Alberto Magnaghi
Bollati Boringhieri Editore. Torino 2000

Es este un libro de una densidad extraordinaria donde se proyecta la unificación de un extenso conjunto de ideas y reflexiones sobre la actualidad del territorio como alternativa a los procesos de globalización en curso. Una consecuencia plausible de su lectura es la necesidad de revisar ampliamente los planteamientos políticos dominantes y su sustitución por un nuevo paradigma basado en la preservación de los lugares como única alternativa para la supervivencia de la especie humana en un mundo de recursos decrecientes.

El objetivo principal del libro se resume en un aforismo del premio Nóbel de Química, Ilya Prigogine, que inicia la segunda parte del libro, la utopía del futuro construye el presente. De acuerdo a este pensamiento y a la propuesta del autor, la tarea actual del pensamiento consistiría en la definición de nuevas ideas-fuerza que facilitaran estrategias viables para la radical transformación del sistema económico político dominante que, posiblemente de no modificarse, conducirá a un incremento paulatino de las importantes dificultades actuales de la humanidad.
Hacer un resumen de las ideas y propuestas incluidas en el texto es bastante dificultoso debido a la alta consistencia intelectual de las cuestiones que se plantean. Un primer grupo de reflexiones se presentan frente a la tendencia a la imposición exclusiva de criterios de carácter económico para la homologación generalizada de los lugares como factores de producción. Como alternativa se propone un concepto de globalización desde abajo, desde el reconocimiento de las características específicas de cada territorio como fundamento para una alternativa de convivencia y desarrollo centrado en lo específico.
Según Magnaghi, la alternativa para la convivencia global futura debería partir de la construcción de redes locales solidarias y entrelazadas que contrarresten la tendencia generalizada de lo global a absorber infinitamente las energías y recursos y a imponer el dominio de los mercados globalizados, la tecnología asociada y, finalmente, del capital financiero que ejerce el control del sistema imperante. De acuerdo al autor, se trataría de construir una relación dialéctica superadora de la situación actual en la que la estrategia de los actores globales se apoya en una serie de criterios y planteamientos ideológicos considerados naturales y, por tanto, no cuestionados.
Entre ellos destaca la promoción de la competitividad de los individuos y regiones en detrimento de la cooperación y la creación de redes colectivas de apoyo mutuo; también señala el disfrute incontrolado y concentrado de la riqueza por unos pocos frente a la valoración del patrimonio local como construcción histórica colectiva; igualmente, la polarización social excluyente y la desigualdad cada vez más extrema frente al reconocimiento de la complejidad de las relaciones humanas y la solidaridad hacia los desfavorecidos, etc.
En apoyo de las tesis a favor de lo local aparece la búsqueda de una definición precisa de los conceptos de metrópoli y de patrimonio territorial. Para Magnaghi, la metrópoli contemporánea o “forma metrópoli”, como la define, adquiere un significado central para entender los procesos de globalización en curso. La forma metrópoli sería una extensión de la concepción occidental de la ciudad en un proceso de reorganización de la geografía concentrando a la población en grandes áreas metropolitanas que se han ido revelando ecocatastróficas a largo plazo debido al gigantesco consumo de suelo que implican, la voracidad energética y sobre todo tipo de recursos no renovables y, en definitiva, la extensión y reproducción de la pobreza a lo largo y ancho del planeta, incluso en las propias regiones urbanas que componen el tipo de asentamiento contemporáneo por excelencia.
El diseño final del proceso llevaría a la conformación de lo que el autor llama cosmópolis o, quizás más precisamente, terrapolis, cuyos atributos serían una exclusiva forma repetida, perversa, homologante e iterada sobre el territorio mundial; una distribución de objetos seriados que recorre y oculta todo significado incompatible con la razón del desarrollo económico; una forma que niega las relaciones que no se establezcan consigo misma y que deviene finalmente en una tautología, la repetición monótona de una seña que se autorrepresenta, bajo la bandera del pensamiento único.
La situación actual la describe como una economía de rapiña basada en una sutil forma de política imperial en la que la imposición de la forma metrópoli produce una entropía creciente y que se alimenta de recursos extraídos de lugares cada vez más lejanos y escasos y que determina el fortalecimiento jerárquico de unas pocas regiones y el incremento exponencial de la pobreza y la sumisión de los territorios dependientes a los cuales se les pretende siempre asignar las funciones menos interesantes económicamente como depositarios finales de los desechos del sistema.

Carta del patrimonio territorial de Scandicci. Fabio Luchessi. En Rappresentazione identitaria del territorio

En contraposición a la extensión de este proceso de polarización territorial, Magnaghi trata de recuperar la visión sobre el conjunto de los diversos lugares geográficos ya antropizados y que compondrían el patrimonio territorial junto con los espacios naturales supervivientes. Así, el territorio y su patrimonio asociado se referiría al conjunto de lugares que integran el ambiente físico y biológico junto con los espacios antrópicos, formado por las concentraciones construidas que suponen una segunda naturaleza artificial y las superficies agrarizadas que garantizan el sustento de la población. Desde la visión económica, el patrimonio territorial sería algo irrelevante que debe sustituirse por su percepción como un espacio geométrico, isótropo, abstracto e intemporal. Para el autor, la valoración y preservación de todos los elementos que componen el patrimonio del territorio adquiriría en la situación actual una importancia decisiva en la viabilidad de las distintas poblaciones hacia el futuro frente a la simple visión depredadora de la economía.
La imposición de un pensamiento economicista equivocado habría supuesto la interrupción de los procesos de construcción de los lugares y la extensión del patrimonio territorial asociado, para pasar a concebir la geografía como un mero soporte de las actividades económicas, como un folio en blanco en el que las acciones productivas se puedan llevar a cabo siguiendo reglas abstractas y que no tienen en cuenta la identidad de los lugares, sus riquezas y la sedimentación histórica existente, en un proceso de desterritorialización que deviene paulatinamente en salvaje destrucción de lo precedente.
Una cuestión central que aporta Magnaghi es la crítica a lo que denomina la aproximación ambientalista a la comprensión de los procesos territoriales. Se entendería como aproximación ambientalista a aquella que propugna para la salvaguarda del territorio la protección y salvaguarda exclusiva de los relictos de un pasado biológico ideal. El ambientalismo supondría una valoración cuasi religiosa de los restos naturales existentes en el planeta y cuya destrucción sería el exclusivo problema del momento.
Frente a ello, se presenta el argumento de que es necesario una visión más amplía de los procesos en curso que quedarían englobados en una aproximación antropobiocéntrica o, como define el autor, territorialista. Esta valoración globalizadora del territorio constituiría el punto de partida para establecer mejores alternativas correctoras de los excesos autodestructivos sobre el medio físico que la especie humana viene estableciendo en las últimas décadas.
En apoyo a esta visión se señala en el Prefacio que el territorio es una obra de arte, quizá la mas importante, la que ha supuesto una expresión más coral de la humanidad. A diferencia de muchas obras artísticas (en pintura, en escultura, en arquitectura) o técnicas que se han producido por el hombre a partir de materia inanimada, el territorio se ha construido a través de un diálogo, una relación entre entidades vivas, el hombre mismo y la naturaleza en el largo tiempo de la historia. Es una obra coral, coevolutiva, que crece en el tiempo. El territorio se genera en un acto de amor que conlleva el cuidado y el crecimiento de lo otro fuera de uno.
Para llevar adelante el cambio de paradigma que Magnaghi propone recurre a las ideas avanzadas por Ernst Bloch en la necesidad de construcción de utopias concretas. La utopía concreta trataría de llevar adelante la definición de objetivos y tareas específicas de alcance limitado a partir de su proposición teórica con el objetivo de posibilitar una mejora colectiva incremental. La anticipación de un futuro posible no partiría según Bloch de una visión globalizadora sino de la aportación y búsqueda de visiones parciales que puedan definir por agregación los elementos para la reconstrucción de una conciencia social anticipadora.

Prato,Piano Territoriale di Coordinamento. Massimo Carta, 2003

El problema principal para el establecimiento de un escenario territorial estratégico para una comunidad local, formalizado a partir de la utopía concreta estribaría en la construcción de la relación entre los potenciales actores de las transformaciones necesarias y la calidad de su diseño específico. Esta relación que debería ser dialéctica, tiene un carácter de mutación continua lo que dificulta enormemente la tarea para el establecimiento de los objetivos colectivos y desembocaría en lo que Magnaghi define como estatuto del lugar.
Finalmente, otra idea relevante que se desprende de la lectura del libro es la necesidad de un nuevo municipalismo. Uno de los graves problemas de nuestro tiempo estaría en el secuestro de la política por la democracia formal o representativa. El tránsito hacia una participación más efectiva de la población en los procesos decisionales es, desde este punto de vista, un imperativo cada vez más evidente. Los medios disponibles así lo permiten aunque el secuestro del poder por las élites del dinero y de los medios de comunicación hace difícil esta transformación.
ara ello, Magnaghi propugna el establecimiento de un nuevo pacto entre la población y sus dirigentes centrado en el ámbito municipal. Considera que el municipio es el espacio social básico que permite un diálogo más eficaz entre los actores sociales para el control de las acciones sobre el territorio que las estrategias y actores de la globalización tratan de imponer.
Según la tesis desarrollada, la intervención de lo global en lo local tiende a sustraer energía y recursos y a incrementar el dominio jerárquico de los espacios centrales de la economía mundial. La alternativa que se propone, conceptualizada como globalización desde abajo, consistiría en la convivencia con lo global siempre bajo el control local, la extensión de las redes solidarias con base en el municipio y, en su extremo más exacerbado, la resistencia activa atendiendo a que la actitud que se impone desde lo general no consiente una relación dialéctica sino la imposición de reglas que excluyen la sostenibilidad local.
Las tareas para la definición del estatuto del lugar, es decir la concreción pactada del aprovechamiento del territorio municipal se convertiría en el acto fundacional del proyecto local que da título al libro. Y es ahí donde deberían concentrarse los esfuerzos para la recuperación del control social sobre los lugares. El problema principal para llevar a cabo esta tarea consistiría en dar voz a los colectivos que actualmente no la tienen e impedir con ello el secuestro de la actividad política por los ocultos detentadores del poder.
Todo un proyecto político el que se propugna desde este libro, que debería servir de reflexión para superar las visiones negativistas imperantes hoy en día. Su lectura incita a realizar multitud de comentarios parciales que darían origen a otras reflexiones concretas que, si es posible, convendría plantear. Esperemos que se lleve a cabo con prontitud una traducción al castellano que permita su difusión en nuestro país y en el conjunto del universo de habla hispana.

1 comment to IL PROGETTO LOCALE

  • Federico: no conocía el libro pero parece interesante. Por lo que apuntas en el resumen parece que está en la línea que mantenemos algunos de reconstruir el territorio a partir de las identidades locales. El problema que no tengo claro si se aborda en el libro pero que es, desde mi punto de vista, la cuestión donde se producen las discrepancias, es cómo se hace esto sin perder de vista la visión global del territorio y la complejidad que resulta imprescindible introducir cuando se abordan cuestiones globales a partir de una praxis basada en acciones locales. Trataré de conseguir el libro y leerlo.

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