Las Teresitas y el error de las ideas

Sin título-2Vista área de la ribera portuaria de Santa Cruz de Tenerife en la zona que ocupa actualmente el Dique del Este

Vivimos una época en nuestro país, y especialmente en nuestra isla de Tenerife, en la que la ausencia de transparencia, la sospecha de corrupción generalizada en el manejo de los asuntos públicos y una especulación desenfrenada nos ha llevado a una situación de conflicto político irrespirable. Frente al agonismo plural, que propugnan algunos politólogos como Chantal Mouffe, se ha extendido una visión destructiva en los debates que nos afectan. De acuerdo a esa idea alternativa, se trataría de lograr la aceptación del conflicto y la extensión respetuosa del debate democrático hacia una síntesis apropiada de las ideas y argumentos. Y, a partir de ello, la generación de escenarios cooperativos para una mejora colectiva real.

Lo más grave es que la discusión sobre los temas que nos afectan a todos no se realiza sobre argumentaciones fundamentadas racionalmente. Por el contrario, la lucha política se basa en percepciones colectivas difusas y en la adecuada presentación de algunos actores político ante la opinión pública. Una estrategia orientada a generar siempre adhesiones incondicionales y el establecimiento de dogmas incontrovertibles. Ello nos ha ido llevando a unas posiciones de antagonismo radical en la que los adversarios no son personas que discrepan en el análisis y el razonamiento sino enemigos a los que hay que aplastar directamente en un enfrentamiento estéril. Lo que acaba no produciendo mejoras sustanciales para el desarrollo y la convivencia en común. 

Es lo que ha ocurrido recientemente con el debate público generado en torno a la ordenación urbanística y la mejora del espacio anexo a la playa de las Teresitas en la ciudad de Santa Cruz de Tenerife. En el siguiente artículo del arquitecto José Ángel Domínguez Anadón, se profundiza sobre ese caso, en las ideas relacionadas con la transformación histórica de la costa. Ello en un momento en que algunos propugnan establecer con autentica precisión cuál fue el desarrollo de la ribera del mar en el pasado como paso previo para lograr una correcta aplicación de la legislación de costas. Un esfuerzo que puede resultar estéril y que no ayuda a revitalizar realmente ese espacio colectivo ni supone la extensión de una convivencia pacífica que permita la mejora de las condiciones de vida de los que habitamos esta ciudad.


LAS PLAYAS DE SANTA CRUZ Y EL “MAMOTRETO”
Por José Ángel Domínguez Anadón, Arquitecto Urbanista


Las riberas de Santa Cruz

 Rara es la ciudad costera cuyo perfil litoral no ha sido modificado por la acción humana y Santa Cruz no es ni mucho menos una excepción. Hasta bien avanzado el siglo XX el frente urbano era una sucesión de pequeñas ensenadas y playas defendidas por fortificaciones y baterías de costa. Desde Paso Alto a la batería de San Francisco, cuyos restos sepultados por la Avenida emergen en la entrada a los muelles frente a la Ermita de Regla,  existían a finales del XVIII once de estas defensas,  creadas o reforzadas ante la inminencia de ataques como el de Nelson o en previsión de otros durante la Guerra de Cuba o la Segunda Guerra Mundial.

Bajo la Plaza de España, lado sur, existió una caleta que estuvo defendida desde el norte por el Castillo de San Cristóbal y desde el sur por la Batería de la Concepción, hoy Cabildo Insular. Los aparcamientos de la Avenida de Anaga se encuentran sobre la playa que existió al norte del Castillo, defendida por éste y por las baterías del Rosario y San Pedro. La del Rosario estaba frente al Edificio Hamilton y la de San Pedro frente al inicio de la Calle La Marina.

Toda la Avenida de Anaga está construida sobre la antigua ribera del mar, ocupación que como sabemos se prolonga  hasta Las Teresitas.


El llamado “Mamotreto” es prácticamente la única actuación en el litoral de Santa Cruz que no ocupa ni ribera del mar ni ribera de
  barrancos.

  150622_JADominguez_Playa de Regla
Vista de la ermita y playa de Regla al sureste de la ciudad a finales del siglo XIX


Las riberas
  de San Andrés

San Andrés nunca tuvo defensas frente al mar ni frente a los barrancos. La tuvo tempranamente frente a los ataques piratas por una fortificación varias veces arruinada y reconstruida. Las ruinas que hoy permanecen tienen esculpida la fecha 1769 y sus defensas fueron reforzadas en 1797 frente a la amenaza de la escuadra inglesa, pero el pueblo y la propia torre ocupaban la desembocadura del valle  acercándose al mar y a los barrancos sin mayores precauciones. Tanto que a pesar de su sólida construcción, la nueva fortificación resultó  arrasada por los barrancos  en 1894. Sus ruinas señalan cual era el cauce.

En esa época no se podía culpar al “Mamotreto”.

150622_JADominguez_San Andres1905 Vista del barrio de San Andrés en 1905

La actual Avenida de acceso a San Andrés se construyó  a partir de 1977 ocupando la ribera del mar y la desembocadura de los barrancos, como la Avenida de Anaga.  La playa artificial también ocupa la antigua ribera del mar, y lo mismo ocurre con parte de la explanada de los aparcamientos.

Así pues la construcción de la Ciudad  y del Puerto ha relegado la relación morfológica de la Ciudad con el mar a los archivos, salvo en el caso de Las Teresitas y restos de Valleseco.  No digamos en Las Palmas, donde la ocupación del istmo de La Isleta y la construcción de la Ciudad del Mar (coetánea con Las Teresitas) hicieron borrón y cuenta nueva de la geomorfología original.

Contemplada así nuestra historia urbana cobraría todo su sentido el harakiri implícito en la propuesta que en 2008 formuló un partido con fundadas aspiraciones al gobierno municipal en compañía de dos organizaciones cívicas. Venía a decir: no nos fiemos de nosotros mismos, devolvamos el control integro al Estado.     (La Opinión, 8.10.08  “Piden que Las Teresitas sea del todo dominio público “).

Ya puestos, podría devolverse el Ayuntamiento completo ¿no?

En estos días otro partido ha retomado el asunto y en una original vuelta de tuerca se dispone a reemplazar a los organismos del Estado (Costas) y demostrar por su cuenta que el llamado Mamotreto estaría todo él en dominio público. Este partido quiere realizar catas entre el Mamotreto y el Cementerio en busca de depósitos marinos de arenas o guijarros que demuestren que aquel, el Mamotreto ( y de paso éste, el Cementerio ¿ no? )  están sobre la antigua playa y deben pasar a dominio público y ser demolidos como usos no autorizados.

En otras palabras, que pasen ambos a control del Estado, ya que el Ayuntamiento, órgano colegiado del que este partido forma parte opositora, no es de fiar.  Para cuadrar el razonamiento habrá que suponer que Costas sí es de fiar, aunque se descalifiquen sus deslindes y aunque el Jefe de Costas no haya sido elegido por la población.

Bromas aparte, bienvenido sea, sinceramente, lo que estas iniciativas puedan tener de vivificante. Aportamos unas fotografías que quizás puedan serles de alguna ayuda.


Dos fotografías

Una de ellas es de 1943. Fue tomada desde el aire con ocasión del refuerzo de las defensas artilleras durante la 2ª Guerra Mundial y se conserva en el Museo de Historia Militar de Almeyda. Puede verse el Cementerio y el camino entre éste y el Fuerte. Entre el camino y el mar la costa forma un cabo, punta o saliente sobre la que en la foto original se distinguen las líneas del campo de fútbol. Aunque la reproducción sea borrosa, la posición del campo ( y por referencia a ella y al camino, la del “Mamotreto” ) respecto a la ribera del mar se observa (al menos en la original) con nitidez suficiente como para pensarse dos veces el asunto de las catas.

A ver si va a resultar que los mojones en lugar de avanzar contra el “Mamotreto” deben retirarse aún más hacia el mar, hacia el perímetro de la punta.

  150622_JADominguez_CABO DESDE SUR_contrastada
Vista aérea del barrio de San Andrés y de la desembocadura del barranco. 1943

La segunda foto está tomada desde el mirador de Los Órganos y se publicó en 1953 en la Revista Nacional de Arquitectura en un artículo dedicado al Plan General de la Ciudad del que eran autores los Arquitectos Cabrera  y Rumeu Se distinguen en primer término las huertas que existían detrás de la playa hasta el pie de la ladera y al fondo, en blanco, el Cementerio. Entre éste y San Andrés se ve la que podríamos llamar  “Punta del Mamotreto”.

Así pues, no parece probable que las catas encuentren restos de playa al interior de esa Punta.

Claro que nunca podrá excluirse la posibilidad de una playa fósil  ( en los sótanos del Múltiple 2 en Tres de Mayo se encontró una debajo del manto basáltico excavado) , pero quizás eso sería ir demasiado lejos, ¿cómo podríamos encajar tal hallazgo en la Ley de Costas ?.

TeresitasPanorámica del espacio formado por la playa de las Teresitas y el barrio de San Andrés desde la Punta de los Órganos. Imagen: Revista Nacional de Arquitectura, 1953

Más información:
El “Mamotreto” de Las Teresitas. José Ángel Domínguez Anadón. Islas y territorio 26/12/2014

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