NECESIDADES URBANAS Y REPRESENTACIÓN PIRAMIDAL

Históricamente, algunos investigadores sociales se han preguntado cuales son las necesidades que debe cubrir suficientemente una sociedad en relación a sus miembros. Abraham Maslow ha tratado de responder a esta cuestión y, a partir de su trabajo de investigación sobre la sicología de los individuos, desarrolló su famosa pirámide de necesidades.

Más recientemente, apoyándose en las ideas y trabajos de Maslow, Richard Florida ha querido trasladar esta forma de entender las demandas personales en relación a las ventajas que ofrece el entorno urbanizado. Un capítulo de su libro de 2008, Who’s your city? (que ya he comentado anteriormente en esta página) se titula esclarecedoramente, Mas allá de la ciudad de Maslow, y ofrece un análisis, basado en los trabajos de su equipo de investigación The creative class Group, sobre la percepción personal de los lugares en relación a su posible calidad.
Richard Florida ha definido a partir de amplías encuestas lo que llama la Pirámide del Lugar. En este esquema geométrico distribuye y organiza jerarquizadamente los objetivos que tenemos a la hora de buscar el entorno que mejor se adapta a nuestras aspiraciones vitales.
En su base ha colocado lo que define como oportunidades y que se refieren a la satisfacción de las necesidades primarias que un lugar debe cubrir. Serían el acceso a la comida y al agua, al trabajo, al desarrollo profesional, la existencia de redes de apoyo social, etc.
En un segundo nivel de su esquema dispone lo que denomina como servicios básicos, tales como una educación conveniente, servicios de salud, vivienda y acceso al transporte, entre otros.
En tercer lugar, establece un nuevo grupo de aspiraciones que relaciona con lo que denomina liderazgo. Es decir, condiciones políticas apropiadas, de negocios, diversidad humana y posibilidad para una mínima corresponsabilización en las decisiones colectivas.
En un cuarto nivel sitúa a una serie de valores compartidos por la sociedad que deberían concurrir en cada sitio concreto. Entre ellos, la tolerancia, la confianza colectiva, la posibilidad de autoexpresión, etc.
Finalmente para Florida, la aspiración a la belleza tendría que ver con la calidad del paisaje geográfico o natural, también con la autenticidad, la riqueza formal o estética de los entornos urbanos y la expresión artística o el consumo cultural, junto a la existencia de espacio para el desarrollo de actividades de entretenimiento colectivo.

La belleza del espacio vegetal transformado por la iluminación. Parc de Gerland, Lyon. 2000. Michel Corajoud, paisajista

En la hipótesis elaborada por este autor, aquellos territorios que cuentan con una mezcla que se adapta convenientemente a las especificidades de cada persona, los adjetiva como lugares vibrantes. Serían las ciudades y regiones metropolitanas que tienen una particularidad esencial: ejercen un poderoso magnetismo para el llamado talento. Es decir para lo que según él sería la gente con mayores capacidades, iniciativa y creatividad. Atractivo que generaría un círculo virtuoso de mayor riqueza que, a su vez hace más atrayente a esos lugares ampliando sucesivamente el ciclo de concentración y atracción.
Serían esas regiones del planeta que han logrado concentrar y ofrecer los mejores servicios y recursos, aquellos que satisfacen variada y extensamente al conjunto de necesidades a los que se aludía anteriormente.
Basándome en estos precedentes, me atrevería a formular una nueva versión de este concepto relacionada con una posible calidad de vida en las ciudades y en los extensos territorios urbanizados que conforman nuestro escenario vital cotidiano. Se podría conceptualizar como pirámide de necesidades en el entorno habitado.

Esta pirámide podría ser una herramienta disciplinar para la evaluación de las ciudades y que ofrezca un diagnóstico en lo referente a su posición y grado de desarrollo comunitario.
Este esquema de necesidades urbanas contaría con cuatro niveles de satisfacción sucesiva. Siguiendo a Maslow y Florida, se pueden clasificar ordenadamente de menor a mayor importancia y se refieren a las necesidades de seguridad, básicas, políticas y, finalmente, estéticas.

Necesidades de Seguridad
Representarían a las cuestiones imprescindibles para el desarrollo personal con una mínima calidad de vida
- Disponibilidad de un mercado de trabajo variado y con oportunidades para todos
- Economía local viable a largo plazo
- Seguridad frente a las actitudes criminales y antisociales
- Servicios sociales y sanitarios aceptables mínimamente

Necesidades Básicas
Comprenderían al conjunto de elementos que son necesarios para un desenvolvimiento con comodidad, personal y familiar, en relación al mundo inmediato que nos rodea. Desde esta perspectiva y, entre otras, las necesidades básicas incluirían como mínimo a las siguientes cuestiones:
- Viviendas asequibles para todos
- Escuelas y educación apropiada para los más jóvenes
- Calles seguras y cómodas para desplazarse a pie principalmente
- Infraestructuras eficientes, bien diseñadas y mantenidas
- Transporte público accesible y barato

Espacios seguros de mi ciudad. Parque Boluvevar en Santa Cruz de Tenerife. Germán Delgado, arquitecto

Necesidades Políticas
Incluirían aquellos aspectos que garantizan una participación de las personas en los procesos de toma de decisión que afectan a la colectividad y que suelen reclamarse correlativamente, o a partir de que las necesidades básicas y de seguridad han sido razonablemente cubiertas.
- Facilidad para contactar con otras personas y hacer amigos
- Oportunidad para la participación colectiva en las decisiones comunitarias
- Tolerancia y apertura hacia la diferencia de raza, cultura, clase, etc.
- Liderazgo político local adecuado y claramente ético

Necesidades estéticas
Las necesidades estéticas se podrían encuadrar en lo que se refiere al constante enriquecimiento personal, el deseo de experiencias relacionadas con la belleza y las artes así como con la búsqueda de un conocimiento renovado y cada vez más complejo y sofisticado
Algunos señalan que estas últimas necesidades tienen algo que ver con la trascendencia, y de hecho las actividades culturales, han pasado a suplantar a las prácticas religiosas en algunas capas de la sociedades contemporáneas, en una especie de aquellas religiones sustitutorias a las que hacía referencia George Steiner en su ensayo La nostalgia del absoluto.

Las necesidades estéticas se refieren a las siguientes cuestiones, entre otras:
- Belleza del paisaje y el entorno natural
- Variedad de jardines y parques
- Oferta de entretenimiento y espectáculos
- Acceso a infraestructuras culturales

Aunque parezca un programa político, los puntos anteriores son reflejo de profundos anhelos que subyacen al conjunto de la humanidad, tal y como han dilucidado Maslow y Florida a partir de un esfuerzo intelectual y de investigación realmente notable.

Los Hervideros, isla de Lanzarote. Foto: josemazcona, Flickr

Todo las anteriores aspiraciones, clasificadas y jerarquizadas, quizás suene un poco ingenuas en los tiempos que corren pero creo profundamente que deberían ser una guía para ordenar los debates y los procesos de toma de decisiones que nos afectan a todos en lo que se refiere a la constante gestión y transformación positiva de nuestro entorno habitado.

7 comments to NECESIDADES URBANAS Y REPRESENTACIÓN PIRAMIDAL

  • Federico, a mi no me parecen nada ingenuas, una parte de la sociedad demanda que las cosas sean así desde hace mucho tiempo, y hay muchas ciudades en las que estas aspiraciones forman parte del discurso cotidiano de políticos y agentes de la sociedad civil. El esquema en pirámide me parece muy interesante como indicador analítico de casos concretos. Sería muy bueno seguir desarrollándolo. A ver si hay aportaciones por ahí. Yo añadiría otro elemento, que sería la participación activa de la sociedad en la construcción, uso y gestión del espacio público, y no solamente en la toma de decisiones.
    Un abrazo

  • No puedo estar más de acuerdo, Federico, en esta extrapolación de la pirámide al espacio construido. Abrazos, Am

  • Anonymous

    viviendas dignas para los más humildes, barrios obreros salubres y bien dotados, parques sombreados, escuelas luminosas, hospitales alegres…

    (son palabras Angeles Caso en un reciente artículo titulado “Malos tiempos para la arquitectura”)

    Que me gustaría ser profesional de la arquitectura para hacer las cosas anteriores y encima cobrar por ello.

  • En respuesta al anónimo he de decir que a muchos de nosotros, los arquitectos, también nos gustaría, pero lo cierto es que tampoco nos dejan. Como profesionales nos debemos a nuestros clientes, cuyos objetivos no son esos la mayoría de las veces y si coincidimos todavía hay que superar innumerables obstáculos burocráticos así como la insaciable sed de beneficios de las empresas constructoras. Este es el mundo que nos ha tocado vivir y que es muy complicado.

  • alberto lucchesi

    Muy interesante la versión urbanística de la Pirámide de maslow.
    Excelente el artículo.

  • Este comentario ha sido eliminado por el autor.

  • Vengo siguiendo desde hace un tiempo los articulos del blog, me parece excelente, creo que es la primera vez que comento, pero este post no lo comparto. La pirámide de necesidades en el entorno habitado, se engloba dentro de una sola optica. En el caso de que el estado es el garante de la seguridad, segun e esquema de la piramide, el escalafon “necesidades basicas” y “politica” son parte de “seguridad”, no veo la necesidad de separarlos con tanto enfasis. Y por otro lado el fin estetico en el tope de la piramide puede llegar a la imposicion de modelos esteticos importados que para sostenerlos se hace necesario la seguridad (la de las balas). Creo que quizas sea posible en el primer mundo este tipo de jerarquizacion, pero no en el tercer mundo. Digo, la piramide tiende a una logica donde la planificacion es de caracter neoliberal. Les recomiendo que googleen y vean lo que esta ocurriendo en Buenos Aires, la ciudad pone todo el presupuesto en cosmetica y lo que se margina ya no se puede esconder bajo la alfombra.

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