UNA OBRA DE ARQUITECTURA PERSONAL

Hospital de Dolores. La Laguna , Tenerife. Federico García Barba y Cristina González Vázquez, arquitectos. 2005

Durante mi ya larga vida profesional he tenido un éxito relativo en lo que se refiere a la divulgación de la obra propia. Últimamente, me he sentido algo más reacio a esta forma de promoción del trabajo realizado, considerando la dudosa deriva por la que ha discurrido la enseñanza y la reflexión que sobre la arquitectura se viene haciendo en los medios profesionales.
Pero un comentario anónimo a
una entrada anterior en este blog, referido a la arquitectura espectacular que se ha realizado recientemente en Tenerife, me ha animado a defender un proyecto realizado hace algunos años y sobre el que el comentarista reclama una explicación.

En mi caso, como algunos otros arquitectos canarios de mi generación, mis preocupaciones han estado siempre a caballo entre la arquitectura y el urbanismo en una especie de esquizofrenia profesional que en los últimos tiempos se han hecho algo más aguda.
La arquitectura la considero como una labor en la que la vertiente artística está cada vez más mediatizada por las componentes económicas que lleva implícita y en la que al arquitecto se le han ido hurtando parcelas de responsabilidad cada vez más amplías. En su origen, archi tekton era el primer obrero, aquel que tenía el conocimiento más profundo de todas las variables que una construcción puede llevar aparejada. En la actual configuración de la tarea arquitectónica, el papel de los profesionales ha ido paulatinamente quedando relegado a una misión magra de constructores de imágenes para la venta de futuros paraísos relacionados con las ciudades, las instituciones y el espacio doméstico. Socialmente , se concibe la arquitectura como un cometido subalterno y casi irrelevante del marketing urbano y de las empresas.
No obstante, la arquitectura, como una de las antiguas bellas artes, para llegar a ser no puede renunciar a la triple componente a la que hizo alusión Vitrubio hace más de 2000 años, la Utilitas, la Firmitas y, finalmente, la Venustas a la que nos hemos reducido últimamente. Sin que un edificio sea funcional y eficiente para la demanda del cliente y sin que pueda ser bien construido, por mucha belleza que se aporte la arquitectura tendrá escasas oportunidades de surgir. Y esa es la misión de un único operador, el arquitecto, que pueda combinar las demandas y el conocimiento necesarios para llevar a puerto esa encomienda.

En 1999 se nos ofreció, a la arquitecta Cristina González Vázquez de Parga y a mí, la oportunidad para realizar una interesante obra de arquitectura, el nuevo Hospital Geriátrico de los Dolores, situado en la ciudad de La Laguna. El cliente estuvo conformado por un grupo de técnicos dependientes del Cabildo Insular de Tenerife que mantuvo desde el principio una gran ilusión y respeto por el trabajo que desarrollamos y que constituyó un magnífico foro para debatir las ideas que intentábamos aportar para lograr un equipamiento novedoso frente a las inercias burocráticas habituales.

Patio interior del Hopsital de Dolores

La obra se llevó a cabo desde 2003 hasta 2005 y la construcción no llegó a estar a la altura de los objetivos que se plantearon inicialmente, quizás por un error en la forma de adjudicación burocrática de la obra o también por una incapacidad de los que dirigimos los trabajos de ejecución. Vamos que es un trabajo del que uno se pueda sentir plenamente satisfecho.
El perfil del futuro usuario de este centro hospitalario era el que correspondía a una persona de edad avanzada que, aparte de requerir atención sanitaria, necesitaría ayuda y apoyo, en mayor o menor grado, para realizar las actividades cotidianas más fundamentales. Se intentaba que el centro fuera lo suficientemente flexible y dispusiera de las suficientes ayudas físicas para ofrecer a cada residente un entorno que facilitara su autonomía, entendida como una cualidad que favorece la autoestima y retrasa, en consecuencia, el proceso de deterioro que se sufre en las etapas finales de la vida.
Debido a que los pacientes iban a pasar largas estancias, y dada la reducida movilidad geenral de los usuarios, el edificio se concibió no solo como la casa del usuario sino también casi como su barrio o el entorno privado y público del que dispondrían para su relación cotidiana en la última etapa de sus vidas. El complejo se entendía como una suma de edificios, interconectados entre sí por calles acristaladas que se interrelacionan y permiten el acceso a variados espacios exteriores.
Los otros condicionantes fundamentales del encargo se concretaron en la difícil naturaleza de la parcela y la climatología existente en el lugar.

Pergola exterior de las terrazas solarium

La forma del terreno era bastante irregular, con una fuerte pendiente hacia una autovía colindante y que contaba con una alta densidad de tráfico. El lugar está azotado por los vientos del norte y noroeste que soplan con una gran regularidad y hacen normalmente desapacible la estancia al exterior. Sin embargo, el emplazamiento dispone de una buena orientación al sur apoyada con magníficas vistas sobre el horizonte del mar. El complejo proyectado se adapta a estas condiciones de la parcela, situándose en el triángulo que presenta un menor desnivel y que, además, es el ámbito que resulta más protegido del viento. Dada la gran dimensión de suelo disponible se propuso que toda la superficie libre recibiera el tratamiento de un parque en el que el edificio quedara insertado, para lograr una mayor calidad ambiental de los pacientes. Desgraciadamente, como tantas otras ideas que los arquitectos proponemos ese parque nunca ha podido llegar a realizarse.

Planta baja del Complejo del Hospital Geriátrico

En el planteamiento proyectual se huyó expresamente de una formalización geométrica ortogonal y se optó por una solución de piezas curvas más orgánica, de manera que el volumen de los edificios no se impusiera sobre el usuario sino que ofreciera una espacialidad más amable, casi casera, que se pudiera integrar mejor con la vegetación del parque. La organización compositiva del edificio vino pautada por la voluntad de ofrecer una respuesta al viento. Para ello, se estudió en detalle la posición de las alas que forman el conjunto para ofrecer la mínima resistencia al aire. Estas se colocaron todas paralelas a la dirección de los vientos dominantes, en un esfuerzo para evitar corrientes de aire y ruidos.
El edificio se desarrolló en dos plantas en todas las alas residenciales, excepto en aquellas más próximas a la autovía, donde se añadió una tercera planta en semisótano en la que se ubican algunos servicios y superficies auxiliares. Esta solución surgió como respuesta lógica a la necesidad de adaptar los volúmenes a la topografía existente. Los espacios comunes de conexión á cubierto entre las alas residenciales son de una sola planta, de manera que su cubierta se puede aprovechar como terraza y como superficie de evacuación en caso de emergencia.
En planta baja, donde se preveía un intenso uso y aprovechamiento de los espacios exteriores, el edificio se definió mediante varios patios, unos cerrados y con vegetación exuberante y otros abiertos, orientados al sur y a las vistas, de modo que se pudiera disfrutar de espacios algo más protegidos y con un microclima más adecuado, distinta luz y mejor temperatura.
En los bloques organizados como pequeñas residencias se situaron las habitaciones de las personas hospitalizadas, respondiendo al programa genérico requerido de dos unidades de bajo requerimiento, situadas en los extremos del complejo y una tercera unidad central de alto requerimiento y que se organiza en su mayor parte, en planta alta para permitir un mayor control y una mejor comodidad a los pacientes con más problema de autonomía.
Las habitaciones se organizaron normalmente en una banda de pasillo con vistas a los jardines. Son dobles pero concebidas desde el inicio con flexibilidad para que pudieran fácilmente convertirse en individuales, diseñándose para ello u sistema de tabiques móviles. Cada dos usuarios comparten un baño completo amplio y totalmente adaptado a las más que posibles minusvalías.

Pasillo tipo de acceso a las habitaciones

En posición central junto al acceso principal se colocaron todos los servicios colectivos, comedor, rehabilitación, consultas, terapia ocupacional, sala de TV y centro de día para pacientes externos. También estos espacios comunes se estudiaron para que estuvieran directamente comunicados a los patios exteriores.
Básicamente, este es un proyecto que se planteó desde una voluntad de máximo respeto y servicio a los futuros usuarios. La idea de arquitectura implícita no renuncia a una expresión contemporánea, pero ésta nace de la búsqueda de la mejor configuración espacial, las tecnologías apropiadas y del estudio de la luz y del confort.
Frente a las soluciones trilladas y fáciles se prefirió investigar sobre cuales eran las mejores condiciones ambientales para los pacientes. Fruto de ello, se ha producido una configuración heterodoxa de la habitación hospitalaria en la que los usuarios se sitúan enfrentados para permitir que ambos tengan la mejor relación posible, tanto entre ellos como con el exterior y las vistas.
El control del soleamiento fue otro elemento estudiado en detalle, lo que permitió una muy buena temperatura interior así como una luz adecuada, sin renunciar a una comunicación visual potente con el exterior. El complemento de una cuidada proyectación de la disposición de la jardinería influyó en la mejora global de los espacios, tanto interiores como exteriores.
Finalmente, en comparación con las obras de marca arquitectónica reconocida internacionalmente y de las cuales tenemos varios ejemplos en la isla de Tenerife, se llevó un escrupuloso control del gasto público y, en consecuencia, el presupuesto ejecutado no excedió más de un 12 % sobre el ejecutado. Algo que no ha ocurrido en otros casos en los que el despilfarro es notable.
Quizás no sea una obra de amplío reconocimiento pero la mayor satisfacción de los que la proyectamos fue la lectura de una carta en un periódico local en la que una persona, pariente de un usuario, agradecía el mimo con que se había realizado este edificio al servicio de la comunidad.

9 comments to UNA OBRA DE ARQUITECTURA PERSONAL

  • virgilio gutierrez herreros

    Estimado Federico … mi mayor reconocimiento y felicitación por tu trabajo, del que el magnífico Hospital de los Dolores, junto a Cristina, y este blog, a pesar de mi desconformidad con determinados comentarios que no me parecen justos, son ejemplos claros … un abrazo, virgilio

  • Estimado Virgilio:
    Creo que es saludable que haya disparidad de opiniones en la discusión de las cosas. Es peor callarse.
    Y lamento que te hayan podido molestar mis comentarios sobre la Plaza de Candelaria o el Instituto Oscar Domínguez alos que creo que haces referencia.
    Pero es que responden a un hartazgo sobre el paletismo de los políticos y, en general, de nuestra sociedad. Somos capaces de dar carta blanca a los que vienen de fuera, pensando que tienen la varita mágica para solucionar nuestros problemas y, al mismo tiempo, negar el pan y la sal a los de aquí.
    Mi opinión es que en el caso de algunas obras espectaculares de arquitectos como Calatrava, Perrault, etc. a las que hemos contribuido para que se realicen, probablemente hubieran resultado mejores si hubieramos tenido capacidad para razonarlas y hacer que crecieran realmente desde lo local y no como sometimiento a los caprichos de esos supuestos genios de la arquitectura que nos invaden con su arrogancia.
    Creo que deberíamos renunciar a esa visión de la arquitectura como impactos publicitarios para los medios de comunicación y construir con humildad al servicio de las verdaderas necesidades de los canarios.

  • Pablo García Maffiotte

    Tuve la oportunidad de visitar esta obra casi acabada y la verdad es que nos impresionó a varios de nosotros. Estaba llena de buenas ideas y la relación escalar de los patios estaba muy lograda.
    Salvando algunas cosas que no entendí demasiado como las cubiertas y algunos aspectos de las habitaciones que me parecieron arriesgados creo que es una obra muy digna.
    Es una suerte para nosotros, los arquitectos novatos, percibir que no es imposible realizar obra pública de alta calidad desde un estudio local (y en este caso además sin explotar inmisericordemente a arquitectos más jóvenes :-) ).Otra cosa es saber como se hace, pero todo se andará, espero.

    Estoy de acuerdo con Federico en que ciertas obras (el Auditorio me parece una apuesta de borrachos en un bar) milmillonarias deberían avergonzarnos.
    Pero tampoco se pueden meter todas en el mismo saco.
    Creo que el IOODAC (o como se llame ahora) es una obra, como poco, interesante, y es verdad que podrían darse parte de estas obras a estudios locales que han demostrado con creces capacidad suficiente para desarrollar obra publica que no desmerece a ninguna otra realizada por estudios mediaticos con olfato para detectar politicos tontos del culo.
    Pero, en fin, tambien me gustaría que todos los municipios tuvieran red de saneamiento (separativa y todo), que no se mamen las plusvalías de terrenos que no les pertenecen, que los funcionarios trabajaran….

    Por cierto, si este blog sólo es para catedráticos, arquitectos de prestigio, decanos y demás gente honorable, ruego me disculpen mi comentario, pero es que me lo acabo de encotrar y el foro del colegio es tan cutre que no me he podido resistir.

  • Federico: me alegro de que hayas conseguido realizar una obra de que te sientes, por lo menos, mínimamente orgulloso como para publicarla en tu blog. En estos tiempos ya sólo eso es un triunfo (estoy de acuerdo con Pablo García). Aparentemente tiene buen aspecto, pero ya hace tiempo que he aprendido a no enamorarme de las obras de arquitectura sólo por las fotos de las revistas, de forma que el día que pueda verla en su sitio, con la gente a la que va destinada soportándola o disfrutándola e intente averiguar su funcionamiento bioclimático podré hacerme una idea cabal. De momento mi enhorabuena por el mero hecho de haberla llegado a construir.

    Respecto a la cuestión de si los arquitectos de fuera o del sitio, me resulta indiferente si unos y otros hacen buena arquitectura. Y decir buena arquitectura en el siglo XXI es decir una arquitectura eficaz, bella y eficiente. Hasta hace unos pocos años probablemente bastaba con que fuera eficaz (que cumpliera la misión que se le había encomendado) y bella. Hoy, además, debería ser eficiente. Es decir, conseguir esta eficacia y belleza consumiendo el mínimo de energía y contaminando menos.

    Por tanto para mí, en estos momentos, me resulta muy complicado evaluar una obra arquitectónica ya que no me basta (como hace unos años) simplemente con mirar a la gente que la soporta o la disfruta, o sentir si me emociona estéticamente. Además he de realizar el trabajo intelectual de medir su eficiencia y eso ya no es tan primario. Lo que sucede es que en muchos casos ya no necesito preguntarme por su eficiencia porque directamente se ve que no cumple la misión que se le ha encomendado o no me emociona. Un saludo afectuoso.

  • Anonymous

    como dicen en italia: “federico, la mano amico”
    gracias

  • Anonymous

    entiendo el problema no es los de fuera o los de dentro, sino la elección a dedo basado en el supuesto prestigio de un arqutiecto.
    Hay en Holanda quince estudios con un producción mas sensata e innovadora que lo que pueden proponer colegas como Calatrava o Perrault.

    saludos

  • Acabo de encontrar esta entrada y me ha sorprendido/gustado a partes iguales, tanto lo expuesto como lo que se muestra del proyecto. Felicidades!

  • Kevin talavera mauricio

    Hola, soy un estudiante de arquitectura de Perú, aprecio que en el primer nivel y en el segundo como resuelve el `problema pluvial ya que veo por las imagenes que los pasillos estan sin proteccion …. Kev™

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