LA TAREA DEL ARQUITECTO

Panteón de Roma. Por Apolodoro, durante el reinado de Adriano

Una persona joven me pregunta sobre la razón de ser de la arquitectura. ¿Cuál es su motivo?

Una posible respuesta sería:

La tarea del arquitecto es la construcción de la morada del hombre. La forma es contingente, la idea es trascendente.

La arquitectura trata de la gravedad, lucha contra ella. Define los pequeños o grandes espacios donde se produce la vida íntima o colectiva. Busca evitar la amenaza de los elementos naturales para que se transformen en medios para el placer estético.

A veces no es así.

Adriano construyó el Panteón y quiso que el agua y el sol marcasen el interior, señalando el paso de los días y las estaciones. Pretendía con ello expresar el mundo en su unidad cambiante: orden y caos. El azar como medida de nuestra temporalidad

La luz adjetiva los espacios que la arquitectura define. Tenebrosos cuando se inhibe su presencia. Esplendentes cuando inunda y acentúa las formas.

Por eso, la luz es una herramienta fundamental.

Pero ¿como se hace la arquitectura? ¿Cuales son sus hechos?

La escritura de la arquitectura tiene sus palabras y sus reglas que definen, finalmente, unos textos concretos.

Esto tiene que ver con las cosas que se construyen y como. La manera como se articulan los materiales que se pueden emplear. Algo muy complejo que se concreta con dificultad, experiencia y, sobre todo, un gran conocimiento de las técnicas.

Lo sorprendente es cuando también surge la poesía. Cuando alguien siente ese cosquilleo, esa falta de aliento que se produce en determinados lugares o dentro de algunos edificios.

En ese momento, es cuando realmente se ha tenido un encuentro con la Arquitectura.

Decía Le Corbusier “las piedras yacen inertes en las canteras, el drama es fruto de la pasión”

La Arquitectura trata de presentar el escenario para el ser-ahí. Tarea sumamente difícil aquella de expresar espacialmente el espíritu de una época cuando tantos quieren creer que siempre saben hacerlo mejor que tú.

Planta y Sección del Panteón. Publicado por Alejandro Aravena en los Hechos de la Arquitectura, Edición de la Escuela de Arquitectura de la Pontificia Universidad Católica. Santiago de Chile, 1999

(A Catalina, mi hija)

1 comment to LA TAREA DEL ARQUITECTO

  • Xavier Adsuara

    Bonito y emotivo artículo. Por supuesto, lo suscribiría entero. Me ha gustado, especialmente, ese párrafo en que te refieres a cuando surge la poesía; en ese momento, en efecto, uno se encuentra con la Arquitectura (no es casualidad, imagino, que escribas la palabra en mayúsculas). Hay una regla básica para hacer arquitectura que no dices aunque esté implícita en el post: es tener la sensibilidad necesaria. Esa sensibilidad necesaria ante el lugar, ante el territorio, ante la historia y antes los hombres es el alma que se insufla al proyectar y construir y que permanece en el edificio para ser percibida por otros, para posibilitar que esos otros tengan los encuentros con la Arquitectura a los que te refieres.

    Casualmente este puente he meditado en varias ocasiones (aprovechando una estancia en el extremo noroeste de la Isla) sobre la sensibilidad en el proyectar y en el construir. Algunos buenos ejemplos he encontrado pero … cuantísimos malos (nefastos).

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